La edición de sonido es el proceso a través del que convertimos en definitivos los elementos sonoros “en bruto” que se combinan en una producción audiovisual.
En este proceso podemos eliminar silencios, toses, ruidos molestos, re-ajustar niveles, combinar archivos, corregir desfases en tiempo, elegir entre distintas tomas, etc.
Si se está grabando en multipistas analógico, será prácticamente imposible llegar a editar con tanta profundidad como permite la grabación en soporte digital ya que sólo podremos editar “de oido”, y como mucho podremos intenta “pinchar” en la toma para corregir los errores que se hayan cometido durante la grabación, o manipulando manualmente las cintas magnéticas con cuchillas y cinta adhesiva.
Si estamos grabando en multipistas digital, DAW, o con software en un ordenador, podemos ampliar la gráfica de la onda hasta ver exáctamente dónde está el fallo que queremos corregir, y valorar en ese momento de qué forma queremos solucionarlo, ya sea símplemente borrando, bajando de volúmen o silenciando algún ruido que no deseamos, ajustar niveles para una reproducción más natural, elegir entre varias tomas, mover un archivo para que caiga justo donde se quiere, etc.
Los gráficos de forma de onda nos presentan las variaciones de amplitud de la onda sonora a lo largo del tiempo. En el eje horizontal se representa el tiempo, y en el vertical la amplitud, intensidad o incluso la presión sonora. A menudo en el eje horizontal tenemos una escala en horas, minutos, segundos y “frames”, o bien en compases y tiempos de compás, mientras que en el eje vertical tenemos decibelios, valores de amplitud de muestra o porcentaje de amplitud.
Edición destructiva y edición no destructiva
La mayoría de programas actuales de edición permiten trabajar de manera no-destructiva. Ello significa que las transformaciones que realizamos con un determinado archivo no operan directamente sobre él sino sobre una copia real (un archivo temporal) o virtual (una serie de punteros y variables que especifican cómo se transforma el archivo original en el momento de reproducirlo transformado). La edición no-destructiva permite siempre “volver atrás” si tomamos una decisión equivocada.
Una opción muy interesante en los sistemas de edición no destructiva es la del uso de regiones. Una región es una representación “virtual” -software- de un fragmento del archivo. Descomponiendo un archivo en regiones es posible construir un orden nuevo de sus contenidos sin necesidad de alterarlo físicamente, ni de copiar y pegar los fragmentos para construir nuevas ordenaciones. Para ello elaboramos una lista de reproducción (o playlist) que especifica qué regiones hacer sonar en cada momento.
En algunas aplicaciones de edición de sonido podemos hallar diferentes modos de edición. La elección de uno o de otro depende de los objetivos de la sesión o del proceso que tratemos de llevar a cabo. Cuando utilizamos las funciones de cortar y pegar es posible realizar un “pegado-mezcla” (pegando sobre un fragmento del archivo que previamente contenía sonido), una inserción (el audio que pegamos hace desplazar hacia atrás el que existía en el punto de inserción), o una substitución total (cuando en lugar de un punto de inserción especificamos una región). También es posible el pegado a una dirección específica de código de tiempo. Otra opción muy interesante es el recorte (o crop), mediante el que podemos eliminar todo aquello que rodea al fragmento que verdaderamente nos interesa. Finalmente, la opción de simulación de bobina permite ajustar un punto de edición escuchando a velocidad lenta el sonido existente alrededor de dicho punto. Cada opción depende, en última instancia, del modo de edición en el que estemos trabajando.